Al final de la historia, los compañeros de Inti entendieron que …
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Por amor a tu tierra
Inti, que en lengua quichua significa “Sol”, era un joven inteligente, su única diferencia de los demás compañeros era que pertenecía a otro país y que además contaba con el privilegio de dominar dos idiomas
Por esta causa, Inti había descuidado sus estudios y se veía triste, todo esto afectaba a su estado de ánimo y su autoestima. Les comentaba esta situación a sus padres y decía que no quería volver al colegio, pero ellos pensaban que sólo era un capricho y que pronto se le pasaría. Así que el adolescente tuvo que hacer de tripas corazón y seguir yendo a su colegio.
Inti no contó con el apoyo de sus padres, pero se aferró a su fe: se levantaba temprano para orar y pedía a Dios que le ayudara a cambiar esta situación. Los milagros existen, así que un día su clase ganó un viaje a uno de los parques naturales de Colombia. El chico no quería ir, pero sus padres y algunos compañeros lo motivaron para que fuera.
El viaje fue espectacular, los paisajes hermosos y el parque genial. Para adentrarse en él, necesitaban un guía turístico, y les presentaron a Juan, el encargado del recorrido por el parque. Al cabo de una hora de caminata junto con el guía, se les presentó un problema poco frecuente: el guía se desmayó, asustando a los jóvenes y los docentes
Por sorpresa, en ayuda acudió la persona que menos esperaban y a la que tanto habían despreciado: Inti, que era de los que todavía no habían perdido los valores ancestrales de su tribu, que conservaron y transmitieron la costumbre de ubicarse por medio del sol y del paso de las aves, resultó ser el salvador del grupo. Después de cargar a Juan en una camilla improvisada y gracias a los conocimientos del joven indígena iniciaron el regreso.
Más tarde uno de los profes le pidió a Inti que les contara acerca de las costumbres de los quichua. El muchacho accedió y empezó a contarles sobre la filosofía de su pueblo que se caracteriza por un sentido de humanidad sobre las cosas animadas e inanimadas, por lo tanto todo es respetado y valorado. Les dijo que todavía algunas de estas tribus veneran las cavernas, el sol, las montañas, el diablo, pero que su familia ha dejado algunas de estas costumbres por pertenecer al cristianismo.
Contó sobre muchos ritos que tienen sobre la madre tierra
El camino se les hizo corto, gracias a que Inti les había narrado sobre las costumbres de su raza, y debido a este hecho sus compañeros de clase y sus docentes habían aprendido a valorar las tribus indígenas y el valor cultural que éstas encierran. Muchos se acercaron al joven y le pidieron disculpas. Todos entendieron cuánto daño hacía el no valorar el idioma, las costumbres, la patria del otro, y lo más importante: que nunca había que olvidar el respeto por los demás y el amor por lo suyo propio.