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La Alhambra de Granada es una verdadera ciudad fortificada, rodeada de palacios, fuentes y jardines propios de Las mil y una noches; la Alhambra cuya pérdida lloró el rey Boabdil al entregar la ciudad de Granada a los Reyes Católicos y dirigiéndose al castillo de Mondújar, hoy sólo ruinas, donde estaba enterrada su esposa. Árabes son también el castillo de Calatayud (Zaragoza), conquistado por el Cid Campeador y la alcazaba de Mérida, de imponentes murallas.

La Edad Media llena la Península Ibérica de caballeros y órdenes de caballerías, como los templarios, muy temidos por su esfuerzo. Se dice que el castillo de Ponferrada se comunica mediante túneles con varios castillos y monasterios, por donde huían los templarios cuando eran asediados. Pero tal vez la fortaleza más importante de esta época sea el castillo de Loarre, que sirvió como palacio real para convertirse a partir del siglo XII en el convento de la orden agustina.

Situados en el casco urbano o en medio del campo, existen cerca de 300 castillos repartidos por toda Castilla y León. Antiguos e imponentes, resultan una figura habitual en el paisaje. Estos son lugares de otra época. Sin embargo, algunos continúan llenos de vida en la actualidad. Unos acogen museos de vino, en otros se hallan los archivos históricos. Unas fortalezas albergan centros educativos; otras funcionan como espacios para actividades culturales.

Un fotógrafo, José López Muñoz y un historiador, Gabriel Ureña, han unido sus conocimientos sobre las numerosas fortalezas militares que ha dejado la historia en Jaén, la provincia más encastillada de España. Tierra de castillos, tierra para soñar: Jaén es el fruto de ese trabajo, un libro artesanal, de gran formato, en el que los autores recorren las razones políticas, religiosas y militares que llevaron a edificar medio millar de puntos fortificados en la provincia y muestran imponentes imágenes de los numerosos castillos que se mantienen en pie.

Las costas españolas están sembradas de castillos y torres vigilantes, siempre alerta ante los posibles ataques por mar de piratas y naves enemigas. En A Coruña, el castillo de San Antón ha ganado fama por la defensa dura de la ciudad frente a los ataques del corsario inglés Drake, de cuya huida tuvo gran culpa María Pita, heroína de la ciudad. El castillo de Santa Bárbara, en Alicante, ha expulsado de sus aguas a franceses, ingleses, e incluso a los rebeldes de Cartagena (Murcia).

Castilla significa «tierra de castillos» o «tierra sembrada de castillos». Así el término viene del latín «castellum», diminutivo éste a su vez del término «castrum», castro, fortificación de la Iberia prerromana. Temerosos de las poblaciones dispersas, la conquista de los romanos trajo consigo la destrucción de la mayor parte de los poblados amurallados, que se encontraban en el territorio hispano. La Edad Media volvió a traer un mar de fortificaciones a la península.

Durante el Renacimiento los castillos sufren importantes modificaciones en sus estructuras debido a la necesidad de resistir al empleo de armas de fuego. Se hacen más pequeños, con torres redondeadas, y se abren huecos en los muros para dar cabida a los cañones. Sirven como ejemplos los castillos de Berlanga de Duero, la ciudad fortificada que, si en un primer momento sirvió para proteger el avance cristiano hacia el sur, a partir del XV se va transformando en una vivienda señorial.